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En esta, nuestra última sesión llegamos ahora a los Profetas Menores, y como ustedes saben bien, no se llaman profetas menores porque su mensaje fuera menor, sus libros son más breves que Isaías, Jeremías y Ezequiel, estos se llaman Profetas Mayores debido a la extensión de sus libros, los profetas menores tenían un mensaje mayor solo que en una forma más abreviada. Hay doce Profetas Menores, tres anteriores al exilio —perdón, nueve anteriores al exilio— y tres posteriores al exilio, y vamos a recorrerlos.
Y queremos comenzar con el libro de Oseas, si toman su Biblia y van conmigo al libro de Oseas, capítulo 1, versículo 2, se nos presenta de inmediato una sociedad decadente, un pueblo que no conoce a Dios, nuevamente ellos son el pueblo de Dios por nacimiento étnico, en el sentido de que nacen dentro de la nación de Israel, pero no conocen a Dios y eso se volverá muy obvio cuando veamos el versículo 9.
Pero primero el versículo 2, cuando por primera vez el Señor habló por medio de Oseas, el Señor le dijo: “Anda, toma para ti a una mujer ramera, y engendra hijos de prostitución; porque la tierra se prostituye gravemente abandonando al Señor”. Oseas tenía que casarse con una mujer que era prostituta o iba a convertirse en prostituta, y ella tendría hijos a consecuencia de su prostitución, y todo eso debía ser una lección práctica del estado espiritual de la nación de Israel que estaba involucrada en adulterio espiritual —que es una metáfora de la idolatría.
Ellos se habían apartado del Señor su Dios, se habían desligado de Él, y no tenía una relación salvadora con Dios, y una vez más, vemos que es muy posible ser religioso y estar expuesto al sonido de la Palabra de Dios, y estar en un contexto religioso, incluso en un contexto que tenga la verdadera Palabra de Dios, y no obstante no estar convertido en el corazón, y ese es el caso aquí.
Así que, la mujer Gomer tuvo tres hijos, el último de los cuales se menciona en el versículo 9 “Y el Señor dijo: Ponle por nombre Lo-ammi, porque vosotros no sois mi pueblo, y yo no soy vuestro Dios”, una clara declaración de que no tenemos ninguna relación en lo absoluto.
Yo no los conozco, ustedes no me conocen, no soy su Dios, ustedes no son mi pueblo, estamos totalmente separados, no hay reconciliación, no existe una relación íntima personal entre nosotros, ustedes saben de mí, pero no me conocen y yo no los conozco, y sé todo sobre vosotros.
De eso testifica el versículo 9 y esto habla nuevamente de la doctrina de la Depravación Total, habla de la corrupción radical, aquellos cuyas mentes están entenebrecidas por el pecado, aquellos cuyos corazones están contaminados y depravados por el pecado, y aquellos cuya voluntad está muerta y encadenada al pecado, cada facultad de la persona no convertida está bajo el dominio del pecado: mente, afectos y voluntad.
Así que esto es Depravación Total, y la nación entera fue arrastrada a la apostasía porque eran adúlteros espirituales, lo que significa que tenían otros amantes aparte de Dios, no amaban a Dios de manera absoluta. Por lo tanto, en realidad eso significa que no amaban a Dios en lo absoluto, amaban a otros dioses, se amaban a sí mismos, amaban al mundo, sus posiciones, cualquier cosa, pero no amaban a Dios de manera suprema.
Esa es la marca de un cristiano, ama a Dios más que cualquier otra cosa en la vida, Jesús dijo: “Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre y madre, a su mujer e hijos, y a sus hermanos y hermanas, aun su propia vida, no puede ser mi discípulo”, es un llamado poderoso el que hace Cristo, que debemos amarlo a Él más que a nadie, más que cualquier otra cosa, y el amor que tenemos por aquellos que son nuestros más cercanos, parecería odio comparado con el amor supremo que tenemos por Dios. Ahora si uno ama a Dios al máximo, va amar más a sus padres, va amar más a su cónyuge, va amar más a sus hijos, pero debemos amar a Dios en primer lugar.
Bueno, ese no es el caso aquí, así que Dios hace este anuncio —Yo no soy su Dios, y ustedes no son mi pueblo, no tenemos ninguna relación ustedes están perdidos y están pereciendo—. Vamos ahora al capítulo 2, versículo 23, y si van hacer salvos Dios debe comenzar algo, si van a entrar en una relación personal con Dios, Dios debe ser el que lo lleve a cabo, y lo realice, porque el que no conoce a Dios está huyendo de Él, no acercándose.
Así que leemos en Oseas 2, versículo 23: “Tendré compasión de ella” —refiriéndose a la nación—, y “de la que no recibió compasión, y diré al que no era mi pueblo: Tú eres mi pueblo”. Dios es el que comienza esto, y dice esto, que cita Pablo en Romanos 9, versículo 25 que los que no son pueblos de Dios, de pronto se convertirán en pueblo de Dios, y esto habla del nuevo nacimiento y de ser llevados a una relación correcta con Dios, habla de venir ahora a conocer a Dios y de Dios darse a conocer a ellos, y de ellos ser atraídos por su gran compasión hacia esta relación.
Esto es lo que sucederá ahora, y eso habla del Llamado Eficaz de Dios, habla del llamado irresistible de Dios, habla de la regeneración soberana de Dios, hubo un tiempo cuando tú no eras su pueblo, y hubo un tiempo cuando Él no era tu Dios, y entonces llegó ese momento, probablemente habían ocurrido muchas cosas antes, la siembra de la semilla, el convencimiento de pecado, el cultivo de tu corazón; pero en ese momento, de repente, Él vino a ser tu Dios, y de repente tú te convertiste en su pueblo, cuando el Señor te llevó y te atrajo hacia Él con cuerdas de amor y compasión, eso es lo que sucederá en la nación.
Ahora, en Oseas 4, versículo 17, no todos son atraídos, no todos son atraídos, no todos vienen a ser su pueblo, habrá algunos que serán pasados por alto, y habrá algunos que serán dejados en su estado de separación de Dios, sin el conocimiento de Dios, y leemos de esto en el capítulo 4, versículo 17: “Efraín se ha unido a los ídolos”, bueno, eso era cierto de toda la nación, ya lo hemos visto, pero observen lo que Dios le dice a Efraín: “Déjalo”.
Es Romanos 1, es Mateo 12, y el pecado de la blasfemia contra el Espíritu Santo, están siendo entregados, están siendo entregados a sus propios pecados, y Dios no los atrae hacia Él, esa es la doctrina de la reprobación divina, hay algunos de quienes Dios dice ¡déjenlos!, déjenlos solos, déjenlos solos en sus pecados, Dios no los envía al pecado, Dios dice solo déjenlos en sus pecados, porque han escogido su propio camino.
Vamos al libro de Amós, al profeta Amós, en Amós capítulo 3, versículo 2, hay una declaración muy singular acerca de Elección Soberana, de la elección incondicional de Dios, Dios le dice a la nación en Amós 3, versículo 2: “Solo a vosotros he escogido de todas las familias de la tierra” —esa es una declaración poderosa, Dios dice: de todas las naciones los he escogidos a ustedes para que sean mi pueblo; y la palabra escogido aquí en realidad es la palabra hebrea que significa conocer, solo a ustedes los he conocido.
Ahora Dios sabe acerca de todas las naciones, Él conoce sus números, aun los cabellos de sus cabezas están contados, ningún pajarillo cae a tierra sin el Señor, ninguno de ellos existe sin su conocimiento, Él ha señalado el momento de su nacimiento, Él ha señalado el momento de su muerte, pero no los conoce, sabe acerca de ellos, pero no los conoce en una relación salvadora y personal.
Y aquí vemos que, cuando Dios conoce a alguien es sinónimo de que Dios lo escoge y elige conocerlo, y elige amarlo con un amor distintivo especial, y con esa elección viene una gran responsabilidad, por eso el resto del versículo dice “por eso os castigaré por todas vuestras iniquidades”, conlleva un sentido de responsabilidad más elevado, un sentido acentuado de rendición de cuentas por haber sido escogidos por Dios.
Bueno, vamos al libro de Jonás, el profeta Jonás, y vemos claras muestras de la soberanía de Dios, ¿no es así? En Jonás, capítulo 1, leemos que la Palabra del Señor vino a Jonás capítulo 1, versículo 2: “Levántate, ve a Nínive, la gran ciudad, y proclama contra ella, porque su maldad ha subido hasta mí”.
Nínive era la capital del imperio Asirio, fue una gran ciudad en tamaño, pero también grande en pecado, y Dios comisionó a su profeta para que fuera a Asiria y a Nínive, y predicara contra ella, pero en lugar de eso, Jonás toma un barco y se va en la dirección totalmente opuesta a Tarsis —que creemos que probablemente sea la España actual—. Eso sería como si Jonás estuviera en San Luis, y Dios lo llamara a que fuera a Nueva York, y él tomara un avión a Los Ángeles; él se va en dirección totalmente opuesta para huir de la voluntad de Dios.
Entonces ¿qué hace Dios?, bueno, Dios controla soberanamente cada circunstancia de la vida de Jonás, así que en el versículo 4 leemos: “Y el Señor desató sobre el mar un fuerte viento”, Él es el Señor del estado del tiempo y es Señor de la tormenta, y es Señor del mar, y envió toda esta tormenta al mar Mediterráneo por causa de una persona, a fin de hacer volver a esta persona a Nínive, porque hay miles de personas que Dios va a salvar en Nínive.
Dios tiene un propósito, y Dios tiene una razón, no solo ha designado el fin —que es la salvación de los que están en Nínive— sino que Dios ha designado los medios para ese fin, que es la predicación de la Palabra de Dios. Así que Dios va hacer volver a su profeta porque, no solo ha predeterminado la salvación de los escogidos, sino que ha predeterminado la predicación de la Palabra de Dios por parte de sus siervos, por eso Dios envió esta tormenta para hacer volver al profeta en la dirección correcta.
Y entonces, ustedes conocen el resto del relato aquí, en Jonás capítulo 1, y como en el versículo 7, los marineros a bordo se dieron cuenta, ellos eran paganos, eran incrédulos, pero se dieron cuenta de que esta tormenta es casi de proporciones sobrenaturales, que los dioses debían estar enojados con ellos, alguien a bordo no está bien con su dios, los incrédulos eran más sensatos que el profeta de Dios.
Así que echaron suertes para ver quién entre ellos no está bien con su dios, y entonces echaron suertes, y por supuesto cayó en Jonás el profeta. ¿Creen que eso fue coincidencia? ¿Creen que eso fue por azar? ¿Creen que Dios tenía el control de la suerte que echaron? ¡Por supuesto que sí! Y Dios hizo que la suerte cayera de forma que revelara a Jonás.
Así que agarran al profeta Jonás y lo tiran por la borda, en ese mismo momento la tormenta se detiene, ¿creen que eso simplemente ocurrió? Esa es la soberanía de Dios, mis amigos, así que Dios designó un gran pez en el versículo 17 “Y el Señor dispuso un gran pez que se tragara a Jonás”, ¿creen que eso simplemente ocurrió? No.
Y Jonás pasó la noche sobre un colchón de espuma de grasa, fue tragado, y estuvo tres días y tres noches en el estómago del pez, ¿creen que eso simplemente ocurrió? Esa es la soberanía de Dios, porque Dios va a salvar a los escogidos que hay en Nínive, y Él va a enviar a su profeta y va a redirigir a su profeta porque Dios no solo ha designado el fin, sino que también ha designado los medios para cumplir con su finalidad.
Y así, ¡cuán hermoso son los pies de los que anuncia la paz!, de los que anuncian buenas nuevas, y este será Jonás, Dios es el Dios de una segunda oportunidad para Jonás, entonces sabemos que al final en el fondo del mar, en el vientre del pez, Jonás finalmente se rinde, es decir, le tomó tres días llegar a este punto, ¡qué obstinado era Jonás!
Finalmente, luego de tres días y tres noches, él hace esta gloriosa declaración al final del capítulo 2, versículo 9: “La salvación es del Señor”, cuando él dice esto, se refiera a una salvación temporal del vientre del pez, pero también es cierto acerca de la salvación eterna de la ira de Dios, en ambos casos es del Señor, y eso realmente es la esencia de las doctrinas de la gracia.
Se puede reducir a Dios salvaba a los pecadores, como ya he dicho, o simplemente la salvación es del Señor. Eso es lo que las doctrinas de la gracia declaran de manera resumida.
Entonces en el versículo 10, el Señor dio una orden —por favor observen que fue el Señor— “Entonces el Señor dio orden al pez, y éste vomitó a Jonás en tierra firme”, Dios tiene control del pez, Dios tiene control del profeta, así que, ahora Jonás sale a toda marcha y va a Nínive, la gran ciudad, a proclamar allí este mensaje, y en el versículo 4 “Jonás comenzó a recorrer la ciudad camino de un día, y proclamaba, diciendo: Dentro de cuarenta días Nínive será arrasada”, era un mensaje de juicio, también era un mensaje de gracia, porque hay una ventana de tiempo, hay cuarentas días, el Señor podría haber descargado el martillo de su ira sin dejar días para arrepentirse, pero hay cuarentas días.
A medida que Jonás camina por esta gran ciudad sucedió la cosa más asombrosa, versículo 5: “Y los habitantes de Nínive creyeron en Dios, y proclamaron ayuno y se vistieron de cilicio desde el mayor hasta el menor de ellos”. Versículo 6 “Cuando llegó la noticia al rey de Nínive, se levantó de su trono, se despojó de su manto, se cubrió de cilicio y se sentó sobre ceniza”, y emitió un mandato de que ese día todas las personas se humillaran bajo la poderosa mano de Dios, ¿creen que eso simplemente sucedió? No con la doctrina de la Depravación Total.
No tenemos la declaración de la Elección Soberana o del Llamado Irresistible, pero sabemos que la mano invisible de Dios es la que llevó a cabo la salvación de estas personas, quizás fue la mayor cosecha y reunión evangelística que haya ocurrido en la historia del mundo en este tiempo, fue notable y testifica de la soberanía de Dios en la salvación, habla de la gracia soberana de Dios, de lo intencional que fue Dios: ellos oirán el mensaje y creerán, y eso habla de la soberanía de Dios sobre los medios para hacer cumplir este fin, y cómo nosotros debemos ir y predicar el evangelio, y debemos orar por los incrédulos, y debemos llevar una vida pura y santa, y cómo debemos mostrar amor y compasión a los incrédulos, para construir puentes hacia ellos, para llevarles el evangelio.
Dios es soberano tanto sobre el que lleva el mensaje, como sobre el que va a recibir y escuchar el mensaje. Me encanta esto, y sé que a ustedes también.
Buenos, debemos avanzar muy rápido, pueden anotar esto nada más, Miqueas 7, versículo 18 y 19, y Nahum versículo 7, pero quiero pedirles que vayan a Hageo versículo 23, él es el primero de los profetas post exílicos, y habla acerca del pueblo de Dios, este es el último versículo de todo el libro, y llegamos al capítulo 2, versículo 23 y dice: “Y te pondré como anillo de sello, porque yo te he escogido —declara el Señor de los ejércitos”, y aquí está la potente doctrina de la soberana elección de Dios, y tú eres como un anillo de sellar, tú eres valioso, tú eres precioso para mí porque yo te he escogido.
En Zacarías 12, versículo 10, hay otra gran profecía y habla del tiempo futuro en la nación de Israel, Él dice: “Y derramaré sobre la casa de David y sobre los habitantes de Jerusalén, el Espíritu de gracia y de súplica, y me mirarán a mí, a quien han traspasado. Y se lamentarán por Él, como quien se lamenta por un hijo único, y llorarán por Él, como se llora por un primogénito” —por favor observen en el versículo 10: yo haré esto, luego ellos harán aquello, causa y efecto.
La causa es, en realidad este es Cristo hablando, el que fue crucificado, “derramaré sobre la casa de David el Espíritu de gracia”, luego leemos tres veces “me mirarán a mí”, “se lamentarán por Él”, Dios el Padre dice esto “Llorarán por Él”. Causa y efecto, raíz y fruto. Dios es primero, el hombre luego responde a lo que Dios dice que va suceder ¡qué glorioso pasaje! Y habla de un tiempo futuro en la historia de Israel, cuando vendran a un conocimiento salvador del Señor Jesucristo.
Pienso que el comienzo de este cumplimiento es el día de Pentecostés cuando Pedro se pone en pie frente a la casa de Israel y les predica a miles, y tres mil se salvan en un día, y en última instancia se cumplirá al final de esta era, cuando todo Israel sea salvo, Romanos 11 al final del capítulo.
Y finalmente llegamos al libro de Malaquías capítulo 1, versículos 1 y 2, el Antiguo Testamento termina y concluye con esta potente declaración sobre la Elección Soberana de Dios. Profecía de la Palabra del Señor a Israel por medio de Malaquías, capítulo 1, versículo 1.
Y ahora el versículo 2 —Dios es el que habla aquí—: “Yo os he amado —dice el Señor—. Pero vosotros decís: ¿En qué nos has amado? ¿No era Esaú hermano de Jacob? —declara el Señor—. Sin embargo, yo amé a Jacob”, aquí nuevamente ser escogido y ser amado por Dios, son expresiones sinónimas, son expresiones paralelas, aquellos a los que Dios ha escogido, los ha escogido porque los ama, y aquellos a los que ama, los ama porque los ha escogido, y Dios les recuerda que Él no puso su amor en Esaú, quien nació primero, Él invirtió el orden.
Y las elecciones de Dios son siempre —casi siempre—, son insólitas, porque no ha escogido a muchos poderosos, ni a muchos nobles, Él ha escogido las cosas viles de este mundo para confundir a los sabios y a los malvados, e incluso en el caso de Israel, ellos no eran los más grandes en número, y escogió a los descendientes de Jacob. La Elección Soberana de Dios desde el nacimiento, y Romanos 9 nos dirá que incluso cuando los gemelos estaban en el vientre de la madre, dijo: “a Jacob amé, mas a Esaú aborrecí”.
Así que, al llegar al final del Antiguo Testamento se nos recuerda una vez más la voluntad suprema de Dios, la voluntad soberana de Dios, de que Él tendrá misericordia de quien quiera tenerla, y tendrá compasión de quien quiera tenerla, y endurecerá a los demás.
Esto nos debe hacer humilde al pensar en nuestra propia salvación, pues Dios fácilmente pudo habernos dejado en nuestro pecado y que no fuéramos su pueblo, y que Él no fuera nuestro Dios, Él podría habernos dejado como los demás, pero el Alfarero nos hizo de la arcilla vasos de misericordia, preparados para su salvación.
Le damos tantas gracias y le damos la gloria, y decimos con Jonás la salvación es del Señor, la salvación es del Señor. Lo único que yo he provisto es mi pecado, que fue puesto sobre el Salvador en la Cruz, esa fue mi contribución a mi salvación, pero fue el Señor quien nos compró, fue el Señor quien nos buscó, y fue el Señor quien nos trajo.
Todo lo hizo el Señor, es por eso que un día cuando lleguemos al cielo, y Él nos dé una corona, tomaremos esa corona y de inmediato la pondremos a sus pies, queriendo decir que todas las cosas son de Él, y por Él y para Él, e incluso esta corona debe volver a Él porque la salvación es del Señor.
Esta es la enseñanza a través de todo el Antiguo Testamento.